¿Han escuchado o leído esta frase de William Galvin que dice: “La madre naturaleza es tan providencial que nos da doce años para desarrollar todo el amor por nuestros hijos antes de que sean adolescentes”?
Muchos de nosotros como Papás hemos pensado esto más de una vez, pero la realidad es que no estamos conscientes de la etapa que ellos están viviendo, viven lo que tienen que vivir y lo más importante, es algo completamente normal y necesario para su crecimiento como personas.
Además, se nos olvida cómo fuimos nosotros de adolescentes, en mi caso personal, mi Madre cuando me veía sufrir por las acciones de mis hijas, alzaba los brazos al cielo y decía “hay un Dios que hace justicia”.
Ser padre de un adolescente es como caer en una arena movediza, hagas lo que hagas, te vas a hundir; si aprietas demasiado, te rechazan; si aflojas mucho, se sienten ignorados.
Como Papás, quisiéramos que siguieran nuestras reglas sin cuestionarlas, pero la realidad es que en esta etapa están en búsqueda de su autonomía y su unicidad, (sin saber que ya lo son), por eso, desafían los límites de forma natural.
Aquí surge la gran pregunta:
¿Cómo establecer reglas sin caer en el autoritarismo ni en la permisividad?
La respuesta está en encontrar un equilibrio entre firmeza y flexibilidad, en donde los límites se conviertan en una guía y no en una imposición.
Si alguna vez has sentido que tu hijo ignora tus reglas, te reta de manera constante o simplemente no entiendes por qué no sigue las normas familiares, yo te digo lo siguiente: tu hijo está vivo, es normal y este artículo es para ti.
¿Por qué los adolescentes necesitan límites?
Contrario a lo que muchos creen, nuestros hijos no buscan librarse de toda estructura, sino entender el mundo en el que viven. Tener límites bien definidos les ayuda a sentirse seguros, a desarrollar su sentido de responsabilidad y a entender las consecuencias de sus acciones. Les comparto esta frase del Doctor Alfonso Ruiz Soto® que es perfecta para aplicarla con los hijos en estos casos: “Quien elige la conducta, elige la consecuencia” es perfecta porque cuando tu hijo llega a reclamarte o cuestionarte el porqué de alguna consecuencia, aplicas la frase y la va a entender muy bien, (y también le va a caer en la punta del ombligo).
Pero hay un problema: si perciben los límites como una simple orden impuesta, la reacción más común será la rebeldía o la indiferencia.
Por eso, más que imponer, es importante negociar y explicar las reglas del hogar. Un adolescente que comprende el propósito detrás de un límite es más propenso a respetarlo.
Estrategias para establecer límites efectivos
1. Reglas claras, sin espacio para confusión
Las reglas deben ser comprensibles y aplicarse de manera constante. Por ejemplo, en lugar de decir “No puedes usar el celular tanto tiempo”, establece algo concreto:
“El celular se usa de las 7 p.m. hasta las 10 p.m. porque el descanso es clave para tu bienestar y concentración en la escuela.”
Cuando la regla es clara y tiene un fundamento, es más fácil de aceptar.
2. Explicar por qué y no solo imponer
Muchos adolescentes se rebelan porque sienten que las reglas son arbitrarias. En lugar de decir “Lo haces porque soy tu Padre o tu Madre”, intenta explicarles el beneficio: “Sé que te quieres desvelar viendo TikTok, pero dormir bien te ayudará a rendir mejor en la escuela y sentirte con más energía.”
Cuando un adolescente comprende que un límite no es un capricho, sino una herramienta para su propio bienestar es más probable que lo respete.
3. Flexibilidad en algunas normas
No todos los límites deben ser rígidos. Darles margen de negociación fortalece su sentido de autonomía dentro de un marco seguro.
Ejemplo: “Puedes salir con tus amigos, pero es importante que regreses a las 11 p.m. ¿Te parece justo?”.
Al permitirles participar en la construcción de algunas reglas, se sienten valorados, tomados en cuenta y son más propensos a cumplirlas.
4. Consecuencias justas y proporcionadas
Las reglas sin consecuencias pierden su efecto, pero esto no significa castigos estomacales. Las consecuencias deben ser lógicas y coherentes con la falta.
Ejemplo: Si no respetó la hora límite del celular, en lugar de un castigo severo, la consecuencia lógica podría ser reducir su uso durante el día siguiente.
Las consecuencias deben aplicarse de manera consistente, sin depender del estado de ánimo de los padres. Estoy seguro de que más de una vez has aplicado estas consecuencias estomacales y un día que estabas de malas, entraste a su cuarto (sabiendo lo que ibas a encontrar… ¡quién te pagara tu mal humor!) lo ves en el celular y le dices: ¡Quince días sin celular! Luego te arrepientes cuando cambias de estado de ánimo y terminas por no cumplir la consecuencia.
5. Fomentar la comunicación sin juicios
Si queremos que nuestros hijos respeten las reglas, deben sentirse escuchados. Si cada vez que nos cuentan algo reaccionamos con enojo, burla, sarcasmo o ironía, dejarán de contarnos sus cosas.
En lugar de: “¡Siempre haces lo mismo!”
Prueba con: “Entiendo que esto sea importante para ti. Cuéntame más para encontrar una solución juntos.”
Validar sus emociones no significa estar de acuerdo, sino demostrar que los comprendemos. Recuerden que nunca se debe menospreciar una emoción, porque ellos la están viviendo como una catástrofe, no podemos minimizar sus emociones porque genera muchísimo rencor.
6. Darles responsabilidad según su madurez
El objetivo de los límites no es controlar, sino prepararlos para tomar decisiones responsables.
Ejemplo: “Si cumples con tus tareas y responsabilidades, puedes tener más tiempo libre los fines de semana.”
Permitirles conocer que también existen las consecuencias positivas de sus decisiones, también les enseña a apreciar la responsabilidad.
7. Ser un modelo a seguir
Nuestros hijos aprenden más de lo que ven que de lo que les decimos.
Si queremos que respeten los horarios de uso del celular, debemos predicar con el ejemplo y evitar revisarlo en la mesa o antes de dormir.
La congruencia entre nuestras palabras y nuestras acciones es clave para que valoren la importancia de los límites y nos respeten como padres por medio de la inspiración.
Los límites como herramienta de crecimiento
Establecer límites con nuestros adolescentes no significa ser estrictos ni permisivos, sino encontrar un punto de equilibrio en donde ellos se sientan respetados y nosotros podamos guiarlos de manera efectiva.
Cuando nuestros hijos sienten que sus opiniones son valoradas y que tienen cierto control sobre su vida, es más probable que respeten las normas y desarrollen la capacidad de tomar decisiones conscientes. Además de que se sentirán a gusto en su entorno familiar.
Los límites no restringen, enseñan.
Y lo mejor que podemos hacer por nuestros adolescentes es darles herramientas para que puedan construir su propio camino con responsabilidad y autonomía.
Si quieres aprender más sobre cómo fortalecer la comunicación y establecer límites sanos en casa, en Arechandieta&Merlo ofrecemos consulta educativa en Semiología de la Vida Cotidiana®, un espacio diseñado para ayudar a adolescentes y padres de adolescentes a encontrar un camino de armonía, plenitud y crecimiento.
Agenda aquí una consulta gratuita y descubramos juntos cómo fortalecer el vínculo con tu hijo desde la comprensión y la consciencia.