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¿Enamoramiento o Amor Consciente?, ¿Impulso o elección?

El día de San Valentín se acerca y es una buena oportunidad para reflexionar sobre la naturaleza del amor y de lo que no es el amor.

Es muy común confundir amor con enamoramiento y, aunque este puede marcar el comienzo del amor, son dos cosas muy distintas.

Primero me amo; me conozco y me comprometo

Más allá de la idea romántica del amor, es importante comprender que el amor es la fuerza interna que le da sentido a nuestras vidas, es el anhelo que tenemos al estar vivos, lo que marca el camino que deseamos recorrer y que nace desde la parte más genuina e íntima de nosotros mismos.

El amor es la fuerza que nos impulsa a crecer y transformarnos, es por eso que, para experimentar el verdadero amor, es necesario explorarnos, conocernos primero a nosotros mismos, para poder experimentar el amor genuino con los demás, incluyendo la pareja. Es necesario saber lo que queremos y qué estamos dispuestos a hacer para experimentarlo.

El amor consciente es un camino hacia nuestra propia evolución y requiere de compromiso, el compromiso de buscar nuestra propia realización y de hacer lo necesario para conseguirla siendo fieles a nosotros mismos para entonces, tener la fuerza suficiente para comprometernos con alguien más sin exigir algo que en todo caso tendríamos que darnos a nosotros mismos (respeto, tiempo, atención, buen trato, fidelidad, afecto, apapacho, compasión, empatía o cualquier otra cosa que podamos estar esperando de nuestra pareja y que nos estemos negando a nosotros mismos).

El amor se convierte en algo concreto a través de acciones y aquí es cuando nos podemos preguntar ¿de qué forma o con qué acciones concretas me doy amor?, ¿cómo me hago responsable de cubrir mis necesidades, mis anhelos?

Después el amor de pareja

Una vez que nos conocemos, que estamos conscientes de que cada decisión de nuestra vida refleja el amor a nosotros mismos, entonces podemos relacionarnos con alguien más desde la abundancia y no desde la carencia, desde la capacidad de dar y no de exigir o esperar que los demás cubran nuestras necesidades afectivas.

El amor es la herramienta más poderosa para crecer y transformarnos y la pareja es un trampolín de transformación personal pues nos inspira a ofrecer lo mejor de nosotros mismos.

Amor y enamoramiento

¿Cuál es la diferencia entre amor y enamoramiento?

Como dije antes, la pareja nos inspira a ofrecer lo mejor de nosotros mismos, nuestra mejor cara, pero ¿por cuánto tiempo? Esa es una de las diferencias entre amor y enamoramiento.

Cuando conocemos a alguien que nos interesa como pareja, la química de nuestro cuerpo cambia y nos provoca un estado de bienestar en el que percibimos el mundo (incluida la persona en cuestión) de una forma mucho más positiva, nos llenamos de ilusiones y de expectativas positivas y deseamos agradarle de la misma forma que nos agrada a nosotros. Ofrecemos lo mejor de nosotros, desde el impulso generado por la misma necesidad de amor.

Cuando esto sucede desde un estado de carencia, ofrecemos lo mejor de nosotros mismos, con la expectativa de que la pareja nos llene el vacío de amor que tenemos, esto es el enamoramiento y comenzamos a depender de lo que hace o no hace esta persona para sentirnos completos, felices y amados y, como es de esperarse, el otro tiene sus propias necesidades que cubrir por lo tanto, no puede cubrir nuestras expectativas, entonces, el vacío de amor aparece nuevamente y nuestro bienestar se diluye porque está basado en la carencia y dependencia.

En el enamoramiento idealizamos a la persona, vemos lo que necesitamos ver, para mantener viva la esperanza de que alguien puede llenar nuestras necesidades afectivas, para no tener que hacernos responsables de nosotros mismos, sin embargo, tarde o temprano, nos damos cuenta de que eso era una utopía y que mantener nuestro estado de bienestar, solo puede depender de nosotros mismos.

Cuando el enamoramiento se desmantela, entonces tenemos la opción de elegir amar de manera consciente.

Cuando logramos reconocer que sentirnos bien depende solo de nosotros mismos y que si nuestro anhelo es tener una pareja, no es para cubrir nuestras necesidades afectivas sino para compartir con ella nuestro bienestar, para apoyarnos mutuamente y porque la vida nos sabe aún más rica a lado de esa persona, entonces, estamos listos para hacer del amor una decisión.

Así como elegimos realizar acciones voluntarias para experimentar en nosotros mismos el amor de manera concreta, entonces podemos elegir de manera voluntaria dar a nuestra pareja lo mejor de nosotros mismos cada día a través de la empatía, la aceptación, el respeto, la compasión, el apoyo y cualquier forma de demostrar el amor.

Este acto, no puede partir de otro lugar que no sea del sentido de abundancia, de sentirnos completos para poder ofrecer todo de nosotros y entonces sentirnos aún mejor.

El amor consciente es dar, no es pedir, es libertad, no dependencia y está basado en la abundancia de amor propio, no en el vacío interno.

Autoconocimiento, la clave para amar

Para poder experimentar este nivel de amor es necesario explorarnos a nosotros mismos, reconocer nuestra historia y quienes somos para poder reconciliarnos con nosotros mismos para poder integrarnos y sentirnos completos. Entonces podemos estar en condiciones de ofrecer y no de pedir a los demás.

El amor consciente es un camino de autodescubrimiento y crecimiento. No se trata de encontrar a alguien que nos haga felices, sino de aprender a compartir nuestra felicidad con el otro.

Si deseas construir relaciones más sanas, equilibradas y armónicas, el primer paso es conocerte a ti mismo. 

En Arechandieta&Merlo podemos acompañarte en este proceso de transformación de conciencia.

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