
El cambio de mentalidad hacía tomar consulta
Hace algunos años, tener la necesidad o iniciativa de buscar un proceso de consulta personal en muchas ocasiones era motivo de burlas, descalificaciones o prejuicios, -“mira, ahí va el loquito que va a consulta”-. La sociedad nos condicionó a percibir esas acciones como un signo de debilidad, locura, problemas mentales, inestabilidad o simplemente que algo no estaba bien en tu cabeza y que “el agua no llegaba del todo bien al tinaco”.